Eri Misaki [Ficha]

De primeras, la gente suele tomar la impresión de que es una chica tímida y callada con tendencia al aislamiento; sin embargo cuando finalmente se decide a hablar sorprende por su elocuencia y su inteligencia. De pequeña fue diagnosticada con una forma de autismo parecida al asperger, lo que explica su comportamiento para con los demás. También posee una excelente memoria fotográfica, absorbe todo tipo de datos como una esponja. Le gusta sentirse útil y responde siempre a las preguntas que le plantean de forma muy precisa (siempre que tenga la respuesta en su cabeza) Su único defecto quizás es que siempre es sincera, hasta el punto en que puede resultar ofensiva, aunque nunca pretende serlo y de hecho se suele agobiar cuando se da cuenta de que ha dicho algo que no debería. Tiene también una obsesión con los gérmenes y siempre tiene a mano (en su escritorio, en su puesto de trabajo y también dentro de su cartera) una botella de jabón higienizante con la que se lava las manos varias veces al día. Por ese mismo motivo no acepta el contacto físico de nadie (a menos que se haya cercionado de que se halla lavado las manos a conciencia) lo que combinado con su asperger ha contribuido a darle fama de antisocial.
La infancia de Eri fue en términos generales normal; como todos los niños, fue al jardín de infancia a los 3 años y a los 5 empezó la escuela primaria… y a partir de allí empezaron también los problemas para ella. Manifestaba un comportamiento obsesivo compulsivo, se ponía histérica en situaciones aparentemente inofensivas y solía pelearse con sus compañeros… Preocupados por ese comportamiento errático, sus padres la llevaron a un psicólogo infantil, quien determinó que Eri padecía síndrome de asperger y que para que la niña llevase una vida normal tendrían que encontrar algo que despertase su interés. Siguiendo esos consejos, su madre le llevó por primera vez a una biblioteca; entre los libros y el silencio Eri encontró un pequeño remanso de paz, donde además se empapó de todo tipo de conocimientos, algunos incluso avanzados para su edad. A los 9 años, su padre le regaló un ordenador y el mundo de Eri se amplió aún más si cabe.
Pero conforme más conocimientos adquiría, conforme más sabía acerca del mundo que la rodeaba, más se aislaba de la gente. Aunque siguió cursando en la escuela pública y siempre sacaba notas excelentes, no era raro que faltara varios días seguidos y no tenía amigos, una situación que era medianamente tolerada por los profesores (que eran conscientes de sus problemas psicológicos) pero que preocupaba y mucho a su familia.
Cuando Eri se aburrió de los sites y las redes sociales, empezó a desear obtener información que nadie más podía obtener… con esa idea en mente, empezó a coquetear con la encriptación de sistemas informáticos, aprendió de otros hackers que conoció online como entrar en otros sistemas y pronto empezó a llevar a la práctica sus recién adquiridas habilidades, aunque nunca con intenciones dañinas. Pero llegó un momento en que su obsesión la llevó demasiado lejos; cuando los expertos en informática del departamento policial de la vecina Shadow City descubrieron que alguien había conseguido traspasar las defensas de su sistema y leido los expedientes de los delincuentes más buscados, rápidamente rastrearon la IP del culpable creyendo que se trataba de alguien que trabajaba para la organización Shadow; Eri fue detenida e interrogada, algo que supuso un momento de pavor y angustia para la chica, teniendo que justificarse ante un montón de personas desconocidas por algo que ella consideraba como un hobby inofensivo.
Por suerte para Eri, el jefe de policía de Shadow City quedó impresionado por la habilidad mostrada por una chiquilla que por aquel entonces apenas tenía 15 años. ‘Si es capaz de hacer esto contra la policía’, pensó, ‘qué no podría hacer contra Shadow’ De modo que le ofreció un empleo en la rama de delitos informáticos, pidiéndole además que mejorase la seguridad de sus sistemas y les ayudase a dar caza a la gente de Shadow a través de la red. Una propuesta que Eri acogió con entusiasmo por considerarlo un nuevo e interesante reto y que sus padres aceptaron (aunque con reservas), a condición de que antes le dejasen terminar con sus estudios en el instituto.
Después de graduarse, Eri se matriculó en una Universidad a distancia y se mudó a un pequeño apartamento individual a poca distancia de la comisaría, donde trabaja como becaria en el departamento de delitos informaticos a la espera de hacer méritos para conseguir un puesto fijo...
Su cuerpo, que no ha cambiado demasiado desde su adolescencia, es menudo y poco desarrollado en su parte delantera. Por su carácter nervioso y su tendencia al aislamiento, es delgada y bastante pálida. El pelo de color negro, desordenado, de longitud media y suelto en una melenita que le llega a los hombros. Lleva gafas por prescripción médica (2,5 dioptrías en cada ojo y con un ligero astigmatismo) y tiene ojos castaños. En cuanto a su vestuario, para ir al trabajo viste su viejo uniforme de instituto (según ella, el conjunto de ropa más formal que posee) mientras que en casa suele vestir ropas cómodas y holgadas, que parecen 2 tallas más grande de lo que necesita.  

Le gusta: los libros, las ciencias en general y la informática en particular, el silencio, los dulces, la caligrafía elegante, los días de lluvia, el orden, conocer cosas nuevas cada día.
Le disgusta: los ruidos bruscos, los desconocidos (especialmente aquellos que intentan tocarla sin su permiso), los animales (“están llenos de gérmenes y no respetan tu espacio personal”), los bebés (“demasiado ruidosos”), la gente que escribe con mala ortografía o que se expresa de forma grosera
Otros datos de interés:
- Como ya hemos señalado, es una maniática del orden y de la limpieza; las cosas deben estar JUSTO en donde y como las dejó y nunca deja que toquen sus objetos personales. Eso no significa que no te preste cosas, siempre que se lo pidas con educación primero.
- En situaciones de estrés o inesperadas tiende a bloquearse, y si la situación es particularmente grave puede acabar por autolesionarse.
- Para iniciar una conversación con aquellas personas que conoce o aquellas a las que desea conocer, juega a un pequeño juego, que consiste en que ella empieza dando un dato curioso al azar(“¿Sabias que los perros son ciegos al color rojo”?) y la otra persona debe responderle con otro dato curioso; el juego sigue por turnos de esta manera hasta que su interlocutor le diga un dato curioso que ella no conozca.