Salva a los rehenes (prueba Sebastian Castellanos)

El Detective Casteellanos se encontraba en su puesto de trabajo cumpliendo de manera diligente con lo que le había tocado aquel día, nada del otro mundo, algunos informes y poco más. Hasta ese punto no parecía mucho más que un día de lo más normal y hasta un poco aburrido, sin nada realmente digno de mención o de importancia que resolver... al menos así pensaba hasta que recibió la llamada. Era media tarde, poco después de la hora de comer y por suerte para Sebastian, éste ya había almorzado antes de la llamada. Al parecer un hombre armado se había atrincherado en el interior de una joyería y tenía a los trabajadores y a la dueña del local como rehenes, aunque no tenían constancia de que hubiera algún rehén más como algún cliente prefería no arriesgarse y asegurar que los civiles estaban bien antes de hacer nada. Junto a él, otros compañeros también recibieron el aviso y fueron enviados juntos hasta el lugar en cuestión donde les darían más datos sobre la situación del objetivo y de la estrategia a seguir.

Normalmente Sebastian solía ocuparse de guiar al resto y ordenar el camino a seguir, sin embargo, su campo no era precisamente la negociación por lo que prefirió encargarse él de seguir las ordenes, sólo esperaba que no hubiera ningún tipo de problema con su decisión. Su primera parada fue el furgón blindado donde recibió más detalles al respecto, como que habían varios tiradores posicionados y preparados para disparar en cuanto recibiesen la orden de hacerlo. Sebastian no dudó en ofrecerse para salir al campo y pedir que fuese alguno de sus compañeros quien se ocupase de supervisar y dar las órdenes desde el furgón, puesto que él estaba mejor acostumbrado al trabajo de campo y a la investigación que a las negociaciones y a quedarse en un búnker sin hacer nada. -Detective Castellanos a la espera de instrucciones... ¿Cuál es la situación de los rehenes?- Lo primero era lo primero, estar seguros de que los rehenes estaban perfectamente y que no habían sido heridos, así como saber qué era lo que quería el maldito que se había atrincherado en el local armado. -¿Cuáles han sido las exigencias del sospechoso?- Preguntó también, si había amenazado con matar a los rehenes era porque había pedido algo y ellos eran su moneda de cambio.

De un momento a otro, lo que parecía un día normal y aburrido había terminado convirtiéndose en toda una operación de rescate y captura, la verdad es que no ganaba mucho con el cambio pero una vez había comenzado ya no se podía echar atrás, la vida de aquellas personas dependía de él y de los hombres que habían sido enviados con él. Vestido con su gabardina gris que cubría su revolver en la cintura y con su particular ballesta plegada a su espalda por si acaso, aquella arma le había salvado la vida en demasiadas ocasiones como para no tenerle un cariño especial... ¿Cómo terminaría todo?