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Misión de Protección I [Priv. Nayeli]
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Misión de Protección I [Priv. Nayeli]
Aquella mañana se levantó directamente a la ducha, acostumbraba a bañarse con agua fría en las mañanas, al fin y al cabo fue normal así toda su infancia. Luego de salir de la ducha, seco su cuerpo con cuidado. Después y con un tanto de seriedad se colocó el uniforme. Puso su gorro característico, se puso la cadena con el anillo de Anne, limpio las botas con cuidado y cargo las municiones de su arma. Sin gastar más tiempo que el que le costó arreglarse salió de la casa. ¿Su destino?, el campo enemigo. Hoy él se encontraba en una importantísima misión, quizá la más importante de su carrera e incluso de su vida. Aquel día Ars Lionhart se había auto asignado la misión de proteger a un importante miembro de la sociedad de esta inmunda ciudad, más bien era preciado elemento, que de perderlo, sería una importante perdida incluso para el mundo. Este elemento, del cual no se puede expresar su valor en cosas materiales, es simplemente invaluable. Tanto que en esta misión debía ser capaz de mezclarse con el medio, para así no llamar la atención y proteger el objetivo. -Me trae un café y un sándwich a la alemana por favor- Dijo con gentileza a una mesera, agregando luego mientras ponía las manos en forma de súplica -Y por favor, no le digas a Nayeli que estoy aquí- Así es, su importante misión consiste en vigilar y proteger a su querida Nayeli.
A decir verdad, no sería de mayor problema simplemente venir a desayunar a este lugar, es más, una cafetería es obviamente un lugar apropiado para poder ver a su objetivo trabajar, además que al ser un negocio, su dinero siempre seria bien recibido y no se le negaría la visita. Pero no es tan sencillo, el hombre, ya con sus veintitantos años no parecería un familiar de la chica, osea, era cosa de verlos para entender que no estaban relacionado sanguíneamente, menos aún pensar que podrían vivir bajo el mismo techo, incluso, más que un familiar, parecía un acosador detrás de una bella, joven y gentil chica, agregando, que a pesar de todo el esfuerzo invertido en parecer un miembro digno de la sociedad e innegablemente ser miembro de la policía de Shadow City, su apariencia hacía pensar todo lo contrario. Sembrando dudas de que si podría tratarse de un Shadow exhibiendo el uniforme de un policía como trofeo o un policía con dudosa moralidad y conexiones con el bajo mundo de la ciudad. Cualquiera sea el caso, simplemente debía guardar las apariencias y simplemente parecer absorto en su desayuno mientras vigilaba al elemento.
-Muchas gracias señorita- A los pocos minutos su pedido llego a la mesa, pero no obstante aun no divisaba a Nayeli. “¿Acaso se encuentra trabajando en la cocina?” pensó mientras le daba un bocado a su sándwich, “No no no no, debe ser que su malvado jefe, este quizá la tiene en una indecorosa posición.”
A decir verdad, no sería de mayor problema simplemente venir a desayunar a este lugar, es más, una cafetería es obviamente un lugar apropiado para poder ver a su objetivo trabajar, además que al ser un negocio, su dinero siempre seria bien recibido y no se le negaría la visita. Pero no es tan sencillo, el hombre, ya con sus veintitantos años no parecería un familiar de la chica, osea, era cosa de verlos para entender que no estaban relacionado sanguíneamente, menos aún pensar que podrían vivir bajo el mismo techo, incluso, más que un familiar, parecía un acosador detrás de una bella, joven y gentil chica, agregando, que a pesar de todo el esfuerzo invertido en parecer un miembro digno de la sociedad e innegablemente ser miembro de la policía de Shadow City, su apariencia hacía pensar todo lo contrario. Sembrando dudas de que si podría tratarse de un Shadow exhibiendo el uniforme de un policía como trofeo o un policía con dudosa moralidad y conexiones con el bajo mundo de la ciudad. Cualquiera sea el caso, simplemente debía guardar las apariencias y simplemente parecer absorto en su desayuno mientras vigilaba al elemento.
-Muchas gracias señorita- A los pocos minutos su pedido llego a la mesa, pero no obstante aun no divisaba a Nayeli. “¿Acaso se encuentra trabajando en la cocina?” pensó mientras le daba un bocado a su sándwich, “No no no no, debe ser que su malvado jefe, este quizá la tiene en una indecorosa posición.”
- Spoiler:
Ars Lionhart- Edad PJ : 34
Localización : Shadow City
Fecha de inscripción : 21/09/2015
Re: Misión de Protección I [Priv. Nayeli]
—Está aquí el delicioso de Ars.—Musitó su compañera a Nayeli apenas entraba en la cocina. ¿Secreto? ¿Cuál? La compañera de Nayeli no pudo esperar para decírselo a pesar de la súplica del mayor, haciendo que la joven elfa sólo negara con la cabeza en resignación.—Otra vez controlándome, ¡al final tendré que darle una buena zurra!— Musitaba levantando y meneando el puño al cielo con el ceño fruncido, para después, comenzar a cocinar con gran amor y cariño lo que había pedido Ars, su sonrisa en ese momento era capaz de iluminar el corazón de cualquier ser oscuro. Ella estaba de ayudante de cocina esa mañana, por ello no estaba de cara al público como una camarera. Había pensando en pasarse a la cocina con tal de ganar más dinero y así poder ayudar a Ars con lo que pudiera además de solamente pagarse los estudios, por ello esa mañana no se la veía. Le estaban haciendo la prueba de cocina teniéndola como ayudante y la verdad es que era muy buena.
Para cuando su compañera salía con el pedido, tanto Nayeli como la cocinera se ponían en a puerta a observar la reacción de Ars, de mientras no llegaban más pedidos y tal, todas sus compañeras estaban locas por el muchacho y a su vez todos sus compañeros tenían su "odio" ganado por robarles el protagonismo con su pinta de mafioso. Fue cuestión de tiempo que Nayeli pudiera apreciar sus repentinos cambios de humor al ver que de mirar de lado a lado, no la veía, hay que admitir que le hizo gracia verle con esas expresiones de preocupación por ella, incluso se reía por lo bajini, sin siquiera darse cuenta de que su compañera ya se había puesto a cocinar pedidos en lo que ella miraba a Ars... Ars, era tan guapo... se sorprendió así misma pensando en esas estupideces y se dio un pequeño coscorrón en forma de castigo.
"Será idiota." Suspiró al verle con el teléfono, ¿cómo iba a poder ella cargar el teléfono en el trabajo? la desesperación adulta pasaba a ser la suya y por suerte, tampoco podía descifrar qué tipo de pensamientos pasaban por la cabeza del mayor, de ser así, quizás no sería capaz de mirarle tampoco, no por nada, si no por salir desnuda en su imaginación, si ni siquiera ella era capaz de mirarse al espejo estando desnuda, no podía ni pensar en que alguien la viera así.—Por Dios, ves antes de que le de un infarto y tengamos que llamar una ambulancia.— Musitaba la cocinera al escuchar sus gritos de puerco agonizante, además que un hombre como Ars ya llamaba la atención en sí, gritando un nombre a lo loco no debía pasar desapercibido para nadie.
Nayeli correteó de la cocina aún con su uniforme puesto. Aún no llevaba uniforme de cocinera por ser una prueba, así que sus piernas por lo corto de la falda se podían apreciar con total libertad. Se puso de cuclillas y tras estirar el brazo, le agarraba de la oreja derecha con su mano izquierda, estirando ligeramente hacia abajo para obligarle a agachar la cabeza.—¿Se puede saber qué estás haciendo, Ars? Estás loco, mira todo el alboroto que montaste.— Musitaba en voz baja para hacerse entender solamente por él, pero el mirar de los demás clientes estaban puestos sobre ellos y con total motivo, a pesar de que a los segundos se daban la vuelta para continuar con sus vidas y de vez en cuando giraban la cabeza para mirarles con tal de asegurarse que todo fuera bien. Nayeli soltaba un suspiro con pesadez y le agarraba más fuerte de la oreja en regañina por lo que había hecho.—¿Has venido a espiarme otra vez?— A pesar de tener el ceño fruncido, su rostro lucía dulce, estaba claro que no estaba realmente enojada con Ars e incluso las comisuras de sus labios temblaban ligeramente queriendo hacerla reír. Tenía ganas de abrazarlo, pero por el trabajo debía controlarse y no hacerlo, no sería bien visto a ojos de los demás, por mucho que sus compañeros sí supieran que Ars era su tutor, los demás no y eso quizás sólo serían problemas para el mayor por las miradas inquisidoras.
Para cuando su compañera salía con el pedido, tanto Nayeli como la cocinera se ponían en a puerta a observar la reacción de Ars, de mientras no llegaban más pedidos y tal, todas sus compañeras estaban locas por el muchacho y a su vez todos sus compañeros tenían su "odio" ganado por robarles el protagonismo con su pinta de mafioso. Fue cuestión de tiempo que Nayeli pudiera apreciar sus repentinos cambios de humor al ver que de mirar de lado a lado, no la veía, hay que admitir que le hizo gracia verle con esas expresiones de preocupación por ella, incluso se reía por lo bajini, sin siquiera darse cuenta de que su compañera ya se había puesto a cocinar pedidos en lo que ella miraba a Ars... Ars, era tan guapo... se sorprendió así misma pensando en esas estupideces y se dio un pequeño coscorrón en forma de castigo.
"Será idiota." Suspiró al verle con el teléfono, ¿cómo iba a poder ella cargar el teléfono en el trabajo? la desesperación adulta pasaba a ser la suya y por suerte, tampoco podía descifrar qué tipo de pensamientos pasaban por la cabeza del mayor, de ser así, quizás no sería capaz de mirarle tampoco, no por nada, si no por salir desnuda en su imaginación, si ni siquiera ella era capaz de mirarse al espejo estando desnuda, no podía ni pensar en que alguien la viera así.—Por Dios, ves antes de que le de un infarto y tengamos que llamar una ambulancia.— Musitaba la cocinera al escuchar sus gritos de puerco agonizante, además que un hombre como Ars ya llamaba la atención en sí, gritando un nombre a lo loco no debía pasar desapercibido para nadie.
Nayeli correteó de la cocina aún con su uniforme puesto. Aún no llevaba uniforme de cocinera por ser una prueba, así que sus piernas por lo corto de la falda se podían apreciar con total libertad. Se puso de cuclillas y tras estirar el brazo, le agarraba de la oreja derecha con su mano izquierda, estirando ligeramente hacia abajo para obligarle a agachar la cabeza.—¿Se puede saber qué estás haciendo, Ars? Estás loco, mira todo el alboroto que montaste.— Musitaba en voz baja para hacerse entender solamente por él, pero el mirar de los demás clientes estaban puestos sobre ellos y con total motivo, a pesar de que a los segundos se daban la vuelta para continuar con sus vidas y de vez en cuando giraban la cabeza para mirarles con tal de asegurarse que todo fuera bien. Nayeli soltaba un suspiro con pesadez y le agarraba más fuerte de la oreja en regañina por lo que había hecho.—¿Has venido a espiarme otra vez?— A pesar de tener el ceño fruncido, su rostro lucía dulce, estaba claro que no estaba realmente enojada con Ars e incluso las comisuras de sus labios temblaban ligeramente queriendo hacerla reír. Tenía ganas de abrazarlo, pero por el trabajo debía controlarse y no hacerlo, no sería bien visto a ojos de los demás, por mucho que sus compañeros sí supieran que Ars era su tutor, los demás no y eso quizás sólo serían problemas para el mayor por las miradas inquisidoras.
Nayeli Kengne- Fecha de inscripción : 24/09/2015
Re: Misión de Protección I [Priv. Nayeli]
Durante un instante su mente queda en blanco sin saber cómo reaccionar, llego a pensar lo peor, definitivamente lo peor… Pero, ¿Cuándo empezó a sentirse tan aferrado a ella?, Pues aquel fatídico día tras la muerte de Anne. En ese entonces Ars, tras entregar el cuerpo a las autoridades pertinentes, volvió a casa, en un inicio no sabría cómo miraría a la niña. Por su culpa había perdido a su madre. No obstante en su corazón tenía claro que debía hacer, se le acerco y con una sonrisa la abrazo. -Desde ahora somos solo tú y yo Nayeli, Anne debió emprender un viaje… No te preocupes, algún día la volveremos a ver, hasta entonces estaremos juntos.- He de aquí de donde nace su preocupación por ella, de la decisión de cuidarla y protegerla, del mismo modo que Anne lo hizo con él.
Cuando volvió algo en sí, se giró para verla, tan pequeña, tan frágil. “¡Esta bien!, me alegro tanto que este bien. Anne me hubiese perseguido por la eternidad si le hubiese pasado algo.” Pensó con algunas lágrimas entre sus ojos. Luego, y pasando totalmente de lo que le decía Nayeli, le sonrió, alegre entre lágrimas. “Realmente te has vuelto mi fortaleza y mi debilidad.” Su mente aún trataba de superar el trauma, lo bueno es que en realidad nunca estuvo en peligro, o mejor aún, no se encontraba haciendo favores sexuales de forma tan indecorosa. De un momento a otro, abrazo con fuerza a la pequeña. Sus ojos aún tenían lágrimas, algo exagerado para la situación, pero de todos modos demostraba su preocupación. Para él es realmente importante esa chica. Comenzó a besar la mejilla de la chica profusamente. -¡Nayeli!, ¡Qué bueno que estés bien!- El espectáculo, porque realmente lo era, llamo mucho la atención y dejo a más de alguno estupefacto. ¿Quién era ese tipo?, ¿Qué tipo de relación tienen?, ¿Por qué la besa?, ¿Que se cree ese tipo al abrazarla?, ¿Yo debería besar a Nayeli? Y ¿De qué color son sus braguitas?, fueron solo algunas de las preguntas que pasaban por la mente de las personas del lugar. Pero claramente a él no le importaba, incluso podría responder cada una de sus preguntas de ser hecha, ósea, ha crecido junto a esa chica, Él ha sido su familia, ya no es capaz de imaginar su vida sin ella, la besa todas las noches antes de dormir, la abraza siempre que puede, cree profundamente que nadie más debería besarla de ese modo y probablemente sean blancas. Lo último probablemente solo lo sabe porque es el quien las compra. Podría parecer algo exagerado para algunos, en especial para la probable muy avergonzada chica.
Cuando las demás personas del lugar terminaban de asimilar lo que ocurría, algunos, no de manera muy simpática, comenzaron a reaccionar frente a lo sucedido -¡Oye tú!, que le haces a nuestra Nayeli.- Grito uno de los clientes precisamente de la mejor forma. -¡No la toques con tus sucias manos!- Agrego otro mientras se levantaba de su asiento y lo indicaba con el dedo. Pero realmente él no los escuchaba, estaba bastante concentrado en la pequeña. -No te enojes Nayeli, solo quería cerciorarme de que estabas bien, ¿Qué diablos estuviste haciendo toda la mañana?- Le decía bastante más calmado y comenzando a entender todo el alboroto que había causado en la cafetería. -Emm…- Soltó a la pequeña y comenzó a pedir perdón en el lugar. -¡Lo lamento mucho, sigan por favor disfrutando de sus alimentos!- Se volvía a sentar algo avergonzado y temiendo por las repercusiones hacia su persona. -¿Nayeli?- “Anne, te veré pronto…” Se preparó para lo peor. Quizás estaba diciendo sus ultimas palabras.
Cuando volvió algo en sí, se giró para verla, tan pequeña, tan frágil. “¡Esta bien!, me alegro tanto que este bien. Anne me hubiese perseguido por la eternidad si le hubiese pasado algo.” Pensó con algunas lágrimas entre sus ojos. Luego, y pasando totalmente de lo que le decía Nayeli, le sonrió, alegre entre lágrimas. “Realmente te has vuelto mi fortaleza y mi debilidad.” Su mente aún trataba de superar el trauma, lo bueno es que en realidad nunca estuvo en peligro, o mejor aún, no se encontraba haciendo favores sexuales de forma tan indecorosa. De un momento a otro, abrazo con fuerza a la pequeña. Sus ojos aún tenían lágrimas, algo exagerado para la situación, pero de todos modos demostraba su preocupación. Para él es realmente importante esa chica. Comenzó a besar la mejilla de la chica profusamente. -¡Nayeli!, ¡Qué bueno que estés bien!- El espectáculo, porque realmente lo era, llamo mucho la atención y dejo a más de alguno estupefacto. ¿Quién era ese tipo?, ¿Qué tipo de relación tienen?, ¿Por qué la besa?, ¿Que se cree ese tipo al abrazarla?, ¿Yo debería besar a Nayeli? Y ¿De qué color son sus braguitas?, fueron solo algunas de las preguntas que pasaban por la mente de las personas del lugar. Pero claramente a él no le importaba, incluso podría responder cada una de sus preguntas de ser hecha, ósea, ha crecido junto a esa chica, Él ha sido su familia, ya no es capaz de imaginar su vida sin ella, la besa todas las noches antes de dormir, la abraza siempre que puede, cree profundamente que nadie más debería besarla de ese modo y probablemente sean blancas. Lo último probablemente solo lo sabe porque es el quien las compra. Podría parecer algo exagerado para algunos, en especial para la probable muy avergonzada chica.
Cuando las demás personas del lugar terminaban de asimilar lo que ocurría, algunos, no de manera muy simpática, comenzaron a reaccionar frente a lo sucedido -¡Oye tú!, que le haces a nuestra Nayeli.- Grito uno de los clientes precisamente de la mejor forma. -¡No la toques con tus sucias manos!- Agrego otro mientras se levantaba de su asiento y lo indicaba con el dedo. Pero realmente él no los escuchaba, estaba bastante concentrado en la pequeña. -No te enojes Nayeli, solo quería cerciorarme de que estabas bien, ¿Qué diablos estuviste haciendo toda la mañana?- Le decía bastante más calmado y comenzando a entender todo el alboroto que había causado en la cafetería. -Emm…- Soltó a la pequeña y comenzó a pedir perdón en el lugar. -¡Lo lamento mucho, sigan por favor disfrutando de sus alimentos!- Se volvía a sentar algo avergonzado y temiendo por las repercusiones hacia su persona. -¿Nayeli?- “Anne, te veré pronto…” Se preparó para lo peor. Quizás estaba diciendo sus ultimas palabras.
Ars Lionhart- Edad PJ : 34
Localización : Shadow City
Fecha de inscripción : 21/09/2015
Re: Misión de Protección I [Priv. Nayeli]
Los fuertes brazos de Ars eran como puertas directas al cielo. Cerró los ojos olvidándose por un momento que estaba en el trabajo y aferró sus manos en la camisa ajena por la parte de la espalda, como si quisiera fundir su diminuto cuerpo contra el suyo. Y entonces lo sintió. Siempre trataba de evitarlo pero siempre terminaba sintiéndolo. El calor comenzó en la mejilla al sentir sus labios sobre ésta, fue descendiendo a la par que extendiendo y finalmente se concentró en su entrepierna, haciendo que su pequeño botoncín inexperto se contrayera un segundo haciéndola jadear de placer, cuyo seguramente pasaría desapercibido por la emoción del momento o confudido por la propia emoción para suerte de la pequeña. Su rostro se tiñó de rojo carmín a la vez que tensaba el cuerpo, poniendo sus pequeñas manos sobre el abdomen ajeno para empujarle en un intento de hacerse soltar.—¡Ars! ¡Basta! ¡Parah!— Estaba sobresaltada, enfadada, avergonzada, histérica. Estaba en el trabajo y él haciendo que ella pasara por esos momentos tan tensos y vergonzosos. Como era evidente, la gente ya no disimulaba el mirar y entre murmureos, algún que otro cliente fiel al local ponía el grito en el cielo al ver a la pequeña ser acosada, a pesar de que mayoría lo hacían por celos de no hacerlo ellos, la cafetería tenía rotundamente prohibido tocar a las camareras y Nayeli por suerte o desgracia, era la más jovencita y achuchable del lugar, era normal que más de uno quisiera tenerla entre sus brazos, a pesar de que con una finalidad un tanto más obscena de la que Ars tenía.
Su dulce rostro ahora tenía una deliciosa expresión mezcla de enfado y vergüenza, de haber tenido la altura suficiente, le habría agarrado del cuello con toda la intención de no soltarle hasta verle morado. Miró a sus compañeras que trataban de tranquilizar a los clientes y distraer la atención, haciendo que Nayeli se pusiera más estresada y sobresaltada de lo que ya estaba, pasándose la mano por el rostro con tal de controlar sus impulsos asesinos, optando finalmente por agarrar al mayor del brazo y estirar de él, comenzando a caminar en dirección al baño y obligando al chico a seguirla, no sólo porque tenía su brazo agarrado si no que además por el bien del mayor, más le valía ir con ella o realmente se reuniría pronto con su difunta y amada madre.
—¿¡Qué demonios te crees que estás haciendo, Ars!? ¡Te mataré!— Musitaba una vez la puerta del servicio de señoritas se hubiera cerrado tras el adulto. Su voz era ligeramente elevada y más aguda de lo normal, haciendo evidente la molestia que ocupaba su pequeño cuerpo, incluso la excitación le había ido bajando por momentos dejando solamente la molestia que en ese momento sentía. Comenzó a darle pequeños golpes en el abdomen para desfogar su ira, cuya había sido más causada por haberse excitado que por otra cosa, debía admitir. A pesar de que siempre tratara de evitar sus besos, él se los daba y siempre pasaba por ese mismo punto en el que no sabía el porqué su cuerpo reaccionaba sin permiso y sin piedad alguna. Pasado unos segundos, se apoyaba contra el lavamanos del servicio con tal de recobrar aire, mostrándose notablemente agitada y falta de oxígeno.—Ahhff... espera que recobre aire y te haré picadillo... aahff...— Cerraba los ojos por un momento aún en su intento por recobrar la respiración hasta que finalmente se echaba a reír sin poder evitarlo, mirándole finalmente.—Idiota, ¿cómo quieres que salga yo ahora allí? todos van a mirarme... pasarán años para que puedan olvidar la escena que has montado.— Recobrando la compostura, se quedaba de pie frente al mayor, con la cabeza mirando hacia arriba por la diferencia de alturas hasta que finalmente, ella estiraba los brazos hacia arriba en lo que sus mejillas volvían a recobrar color por la vergüenza. Esperaba que la abrazara y esta vez ella pudiera corresponderle como era debido.—Sin besos o me enfado.— Advertía de forma divertida, siempre terminaban teniendo esa conversación y a pesar de que él obedeciera por un momento, sabía que por la noche cuando él llegara a casa sería más de lo mismo.
Su dulce rostro ahora tenía una deliciosa expresión mezcla de enfado y vergüenza, de haber tenido la altura suficiente, le habría agarrado del cuello con toda la intención de no soltarle hasta verle morado. Miró a sus compañeras que trataban de tranquilizar a los clientes y distraer la atención, haciendo que Nayeli se pusiera más estresada y sobresaltada de lo que ya estaba, pasándose la mano por el rostro con tal de controlar sus impulsos asesinos, optando finalmente por agarrar al mayor del brazo y estirar de él, comenzando a caminar en dirección al baño y obligando al chico a seguirla, no sólo porque tenía su brazo agarrado si no que además por el bien del mayor, más le valía ir con ella o realmente se reuniría pronto con su difunta y amada madre.
—¿¡Qué demonios te crees que estás haciendo, Ars!? ¡Te mataré!— Musitaba una vez la puerta del servicio de señoritas se hubiera cerrado tras el adulto. Su voz era ligeramente elevada y más aguda de lo normal, haciendo evidente la molestia que ocupaba su pequeño cuerpo, incluso la excitación le había ido bajando por momentos dejando solamente la molestia que en ese momento sentía. Comenzó a darle pequeños golpes en el abdomen para desfogar su ira, cuya había sido más causada por haberse excitado que por otra cosa, debía admitir. A pesar de que siempre tratara de evitar sus besos, él se los daba y siempre pasaba por ese mismo punto en el que no sabía el porqué su cuerpo reaccionaba sin permiso y sin piedad alguna. Pasado unos segundos, se apoyaba contra el lavamanos del servicio con tal de recobrar aire, mostrándose notablemente agitada y falta de oxígeno.—Ahhff... espera que recobre aire y te haré picadillo... aahff...— Cerraba los ojos por un momento aún en su intento por recobrar la respiración hasta que finalmente se echaba a reír sin poder evitarlo, mirándole finalmente.—Idiota, ¿cómo quieres que salga yo ahora allí? todos van a mirarme... pasarán años para que puedan olvidar la escena que has montado.— Recobrando la compostura, se quedaba de pie frente al mayor, con la cabeza mirando hacia arriba por la diferencia de alturas hasta que finalmente, ella estiraba los brazos hacia arriba en lo que sus mejillas volvían a recobrar color por la vergüenza. Esperaba que la abrazara y esta vez ella pudiera corresponderle como era debido.—Sin besos o me enfado.— Advertía de forma divertida, siempre terminaban teniendo esa conversación y a pesar de que él obedeciera por un momento, sabía que por la noche cuando él llegara a casa sería más de lo mismo.
Nayeli Kengne- Fecha de inscripción : 24/09/2015
Re: Misión de Protección I [Priv. Nayeli]
“Anne, hoy no me reuniré contigo, ni con mi madre.” Pensó agradecido mientras la joven golpeaba su abdomen, incluso llegaba a verse tierna tratando de darle un castigo de ese modo. La verdad en estos momentos ya sabía que el peligro más grande había pasado y ahora solo se desahogaría un poco antes de perdonarlo, esto era algo diario a veces. Entendía perfectamente el motivo por el cual estaba siendo castigado, era obvio después de todo el embrollo que había causado con su espectáculo en su trabajo. -Te he dicho que no es bueno que te agites, tranquila, ya entendí el mensaje.- Dijo para luego agregar -Al menos mira el lado bueno, pasaran años antes que algún extraño trate de tocarte. Sabrán que inmediatamente vendré a salvarte.- No lo decía para tratar de sonar genial o que le perdonara más fácil, simplemente lo decía porque era verdad. Aun si se encontrara en una misión para salvar el mundo, preferiría venir a salvarla a ella.
Luego de un instante cuando la joven esperaba que la abrazaran, él se acercó a ella para corresponder el abrazo. Jamás le negaría uno. Apego su cuerpo contra la pequeña y la levanto un poco. Recordó nuevamente su primer abrazo, “Que rápido pasa el tiempo.” Pensó, hace tan solo unos años era una pequeña niña y ahora era una damita. Realmente pensaba que no se daría cuenta cuando esa joven dama se convirtiera en una gran mujer. -Del de las buenas noches sabes que no te salvaras.- Rio un poco. Siempre se aseguraba de darle uno o dos besos de las buenas noches, aunque jamás a entendido porque se hace la difícil si hasta para él es claro que le encantan los besos.
Pasaron unos pocos minutos y luego nuevamente su imaginación ataco. “Si, a vista y paciencia de todos nos abrazamos y se armó un problema… ¿¡Qué diablos pasaría si entra alguien al baño de damas y nos ve así!?” -Nayeli… Si entra alguien, ¿Qué diremos?- Esta vez fue lo suficientemente considerado para poner su duda sobre la mesa. “Quizá solo debí haber avisado que vendría a verla.” Agrego entre sus pensamientos. “Por mí, solo debía decir que se estaba despidiendo y que hablarían más tarde, ósea, si era una de las compañeras de trabajo de Nayeli, no sería muy difícil explicar la situación, pero si de pronto llegara una clienta al baño lo primero que hará es gritar ¡pervertido!, pronto llegaría la policías…” Él mismo ya armaba otra vez una historia en su cabeza. “Quizá piensen que yo y Nayeli tenemos una relación más íntima… Ósea como podría ser más íntima nuestra relación.” Se detuvo un momento a pensar.
“Ars esta será mi prim…. No no no no, esa clase de pensamientos te llevo a tener problemas la primera vez, solo debes ser real y autentico.” De pronto la perilla de la puerta del baño de damas comenzó a girar. -Eehhh… ¿Nayeli?- Podía imaginar como su carrera policial se vendría abajo.
Luego de un instante cuando la joven esperaba que la abrazaran, él se acercó a ella para corresponder el abrazo. Jamás le negaría uno. Apego su cuerpo contra la pequeña y la levanto un poco. Recordó nuevamente su primer abrazo, “Que rápido pasa el tiempo.” Pensó, hace tan solo unos años era una pequeña niña y ahora era una damita. Realmente pensaba que no se daría cuenta cuando esa joven dama se convirtiera en una gran mujer. -Del de las buenas noches sabes que no te salvaras.- Rio un poco. Siempre se aseguraba de darle uno o dos besos de las buenas noches, aunque jamás a entendido porque se hace la difícil si hasta para él es claro que le encantan los besos.
Pasaron unos pocos minutos y luego nuevamente su imaginación ataco. “Si, a vista y paciencia de todos nos abrazamos y se armó un problema… ¿¡Qué diablos pasaría si entra alguien al baño de damas y nos ve así!?” -Nayeli… Si entra alguien, ¿Qué diremos?- Esta vez fue lo suficientemente considerado para poner su duda sobre la mesa. “Quizá solo debí haber avisado que vendría a verla.” Agrego entre sus pensamientos. “Por mí, solo debía decir que se estaba despidiendo y que hablarían más tarde, ósea, si era una de las compañeras de trabajo de Nayeli, no sería muy difícil explicar la situación, pero si de pronto llegara una clienta al baño lo primero que hará es gritar ¡pervertido!, pronto llegaría la policías…” Él mismo ya armaba otra vez una historia en su cabeza. “Quizá piensen que yo y Nayeli tenemos una relación más íntima… Ósea como podría ser más íntima nuestra relación.” Se detuvo un momento a pensar.
- Spoiler:
“Ars esta será mi prim…. No no no no, esa clase de pensamientos te llevo a tener problemas la primera vez, solo debes ser real y autentico.” De pronto la perilla de la puerta del baño de damas comenzó a girar. -Eehhh… ¿Nayeli?- Podía imaginar como su carrera policial se vendría abajo.
Ars Lionhart- Edad PJ : 34
Localización : Shadow City
Fecha de inscripción : 21/09/2015
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